En la noche del 9 de Junio de 1723 cuenta la leyenda que a causa de la falta de lluvia la situación en la población de Quart de Poblet era desesperada. La sequia había dejado el rio sin apenas agua y en los campos de trabajo se temía por la pérdida total de la cosecha.
En ese día aparecieron las nubes que presagiaban lluvias beneficiosas y esperadas con ansiedad que no permitieran esa pérdida. Así fue, y por eso se agradeció a San Onofre con oraciones tan gran favor. Agradecimiento de poco tiempo ya que de este, se paso a la desesperación tras comprobar que no solo lluvia caía, si no también granizo con el consiguiente daño definitivo para la huerta trabajada.
Los mismos labradores perplejos pudieron contemplar como sobres sus campos ese granizo no dañaba lo cosechado y es por eso que acudieron a la Ermita con la intención de sacar la imagen del santo en procesión celebrando su intervención con tracas de alegría.
Es por esto que el pasado 9 de Junio y en la población de Quart de Poblet se recordó este hecho celebrando “La Passejà” agradeciendo a San Onofre como cada año y desde entonces aquel hecho milagroso.