Uno de los momentos más importantes de la Festividad de la Virgen y en el que se palpa a pie de calle la devoción por la Virgen de los Desamparados, es en el traslado.
El de este año algo especial por dos motivos fundamentalmente, el primero de ellos por un tiempo marcado por la lluvia, y el segundo, es que a causa de este mal tiempo, la imagen no lució con todo el esplendor habitual por el ir cubierta para su protección.
A pesar de todo se respondió con el fervor que cada año se demuestra en la Plaza por parte de todos aquellos que quisieron vivir ese momento y también por parte de aquellos que quisieron vivirlo pero que no pudieron asistir.
La Plaza de la Virgen cambió su color por el de los paraguas con los que muchos buscaron protección. A pesar de todo se cumplió la tradición, con un traslado más rápido de lo habitual y menos creyentes a causa del inconveniente del clima.
Ya en la catedral las muestras de fervor continuaron hasta el comienzo de la misa y muchos cumplieron el objetivo de tocar el manto de la imagen o consiguieron que sus más próximos lo besaran siempre buscando la protección y amparo de la Mare de Deu.
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