La falla que en el año 1975 plantó el artista fallero Julián Puche en la conocida como plaza de Na Jordana hizo uno de los ocho tripletes conocidos hasta la actualidad en toda la historia de la sección Especial: primer premio de sección, primer premio de Ingenio y Gracia y Ninot Indultat. Fue el primero de los dos que consiguió el artista (1975 y 1980), y el primero también de los cuatro que consiguió la comisión (1975, 1986, 1988 y 1995), siendo la comisión que más veces ha conseguido tan excepcional hito.
Naufraguen les tradicions tenía por remate un barco vikingo del cual destacan un dolçainer y tabaleter. Esta sencilla pero espectacular composición significaba que las tradiciones valencianas, y en concreto las fiestas populares, se hallaban en profunda decadencia (hundidas en un naufragio) por la modernidad, al igual que en otros lugares y países debido a la emigración.
Entre las diferentes escenas, encontramos como se pone de manifiesto algunos problemas que Valencia tenía, debido sobre todo al progreso, a la invasión de lo foráneo y a la dejadez de los propios valencianos:
Añoranzas del pasado. Es el grupo que se presentó a la Exposición del Ninot y resultó indultado del fuego por votación popular. Un valenciano de avanzada edad (la tradición), recita a sus nietos (la modernidad) un auca sobre las fiestas populares de Valencia, transmitiéndolas de esta manera a la siguientes generaciones.
Se situó a los pies de la vista frontal de la falla, como inicio del recorrido argumental de las diferentes fiestas tradicionales y sus problemas: la pérdida del Carnaval; la ‘deriva’ de la Semana Santa Marinera de Valencia; la secularización de la Pascua; la falta de niños que sepan recitar en valenciano los milagros de San Vicente Ferrer; la pérdida de personajes y danzas del Corpus Christi; el traslado de la Feria de Julio y su decadencia por la desaparición de pabellones y paradores, ante la protesta de los vecinos de la Alameda por los ruidos que provocaba; y el olvido de las fiestas de calle como las del Carmen.
Otras escenas fueron:
El alcalde de Valencia recibe a un huertano que le presenta un ‘capazo’ de proyectos para que se los aprueben, que no sabe qué destino dar al viejo cauce del río Turia o a El Saler.
La cercana apertura de la factoría automovilística de la multinacional Ford en Almussafes es vista como una invasión extranjera, que convertirá a Valencia en un “Jardín de Ford’es”.
Una peculiar Oficina de objetos perdidos, custodiada por un valenciano dormido, donde se han recogido diferentes profesiones (sereno), comidas (arrop i talladetes), transportes (carro y tartana), construcciones (barraca), juegos (canut o bolos), o el cresol, todas tradiciones y valores valencianos en vías de extinción.
Julián Puche realizó a finales de la década de los sesenta del siglo pasado un giro estético hacia la caricatura de la mano de su hijo Pepe. Pero no por ello dejó de lado su faceta clasicista, como es el caso de la falla que nos ocupa en este relato, y del que es un claro exponente el ninot que aquel año resultó indultado por votación popular y que ya hemos descrito anteriormente. Parte del mérito se lo llevaba el grupo de chavales junto al perro que estaban esculpidos de una sola pieza, y la cabeza del anciano está realizada en cera pintada al óleo para darle más realismo a la escena.
Bibliografía consultada y fotografías extraídas de:
El Indulto del Fuego, volumen II
Guía del Museo Fallero de Valencia
Na Jordana – 100 anys
Na Jordana 50 anys especials 1954-2003
Boceto extraído de la revista El Turista Fallero