En el traslado más multitudinario de los últimos años y en el que apenas se podía respirar dada la gran cantidad de valencianos que acudieron al acto. El pueblo se rindió un año más ante su patrona para acompañarla desde la Basílica a la Catedral.
Continúas muestras de cariño, afecto y emoción no solo de aquellos que lo dan todo por su Virgen, eixidors y gritos al cielo alabando la figura de aquella que es venerada.
La fe a la Virgen de los Desamparados mueve montañas y seguro que la gran cantidad de peticiones de amparo y ayuda en unos años verdaderamente difíciles para todos serán cumplidos dando aún más fuerza a esa fe perpetua.
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