Corría el año 1917 en la ciudad de Valencia. A principios del año, las comisiones falleras que tenían intención de plantar falla comenzaron a contactar con los artistas empezaban a moverse tanto para conseguir dinero como para fichar al mejor artista. Hacía poco más de tres décadas que algunas asociaciones privadas habían empezado a premiar a la falla más artística, práctica que copió el Ayuntamiento en 1901, por lo que las comisiones, para conseguir el palet del primer premio y el dinero correspondiente.
En el mercado de artistas y artesanos de aquél año podemos encontrar nombres conocidos localmente como los pintores Cayetano Crespo, Enrique Guillot, Andrés Moret, Carlos Perales (ganador en 1916), Amadeo Desfilis (ganador en 1915), Manuel Navarro, Joaquín Igual o Carmelo Roda; escultores como Salvador Rubio o tallistas como Alfredo Duato y Arturo Villalba; y ebanistas como Arturo Biosca y carpinteros como Andrés Fabra o Carlos Cortina (ganador en 1911, 1912 y 1913).
Entre ellos, nos llama poderosamente la atención el nombre de José María Py y Ramírez de Cartagena, íntimamente relacionado con la fundación del modelo actual de la fiesta de las Hogueras de San Juan.